Maravillosa fusión entre tradición y modernidad. Por fuera, sus paredes de piedra te enamoran, bien conservado y con ese toque antiguo. Pero cuando entras en la habitación, no te esperas las comodidades y tecnología tan actual.
La habitación es muy amplia, la cama cómoda, una gran bañera y baño muy completo, aire acondicionado, escritorio, sillón y una pantalla plana con Prime.
Nos fue genial que la recepción estuviera abierta 24 h porque llegamos mucho más tarde de lo previsto. El recepcionista nocturno súper majo, muy amable y simpático.
Lo único malo fue no tener tiempo para disfrutar más del hotel y ver el pueblo.
Muy recomendable por el precio.